Cuando hablamos de gestión emocional, hacemos referencia a la capacidad de una persona para poder observar, identificar, interpretar, gestionar y expresar sus emociones. Este proceso se conoce también como Inteligencia emocional.
A lo largo de nuestra vida y de nuestra etapa escolar, nadie nos ha enseñado cómo debemos expresar de manera adecuada nuestras emociones ni cómo se gestiona cualquier tipo de emoción desagradable.
La inteligencia emocional ha brillado por su ausencia y eso ha ido provocando que, a día de hoy, seamos adultos poco inteligentes emocionalmente y nos vinculemos de maneras insanas y disfuncionales con las personas.
Una de las principales razones por las que una pareja o, cualquier tipo de vínculo, pasa por una crisis, se debe a problemas de comunicación y, siempre o casi siempre, relacionados con esa dificultad para gestionar y expresar emociones de manera adecuada.
Muchas/os son las/los pacientes que acuden a consulta con un problema emocional y queriendo trabajar su inteligencia emocional, para poder tener relaciones de amistad, románticas, laborales o familiares, de calidad y más funcionales.